sábado, 10 de enero de 2009

LA VISITA INESPERADA.

Amor sediento de caricias y besos, pasiòn que llega al paroxismo total, una habitaciòn en penumbra, ropa que cae como las hojas de los àrboles en pleno otoño, dos cuerpos encendidos que se alimentan de roces, de saliva, de lenguas que se entrelazan.., y la luna que tambièn quiere participar en la escena de los amantes, deja penetrar su luz desbordante de magia. Los amantes se compenetran , el vaivèn de sus cuerpos sigue el ritmo veloz de sus deseos locos . Afuera una dama elegante se asoma por la ventana y celosa se introduce a la habitaciòn cortando de tajo las cabezas de los amantes. La habitaciòn que fue escenario de una gran pasiòn, quedò convertida en un tèmpano de hielo donde al fuego consumiò, donde hasta la luna se fue insultada por la hoz afilada de la elegante dama.

viernes, 9 de enero de 2009

Once, de sueños y rutinas…

Once, de sueños y rutinas…

Aquel cielo vestido de un azul
imposible seducía a la luna;
mientras las mujeres se despojaban
de sus ropas, la vida fue rutina.

La ciudad escupía sueños impropios,
el vago daba a luz nuevos poemas;
esos labios cansados de suplicar
se entregaban en luchas repentinas.

Las mujeres que habían olvidado
su tristeza, vagaban al fin libres,
despojadas de sus ropas son otras,
la desnudez exquisita de su piel
invitaba a la rara demencia.

El cielo con su azul imposible
dejaba entrever la contundente
derrota; quién podría parir locuras,
quién podría olvidar la fortuna
de conocer tal luna seductora.

Mucho más complejo es olvidarse
de los besos de la mujer amada;
y arrancarse del alma los versos
es morir antes de amar sin miedos.

La desnudez preñada de sus versos,
el vago de este cielo inquieto,
la ropa olvidada, las mujeres
que son libres; los sueños seductores
conforman esta rutina cansada.

domingo, 4 de enero de 2009

confesiones

Todo este silencio no es más que furia,
extravíos, contradicciones.

Qué decir de las historias de otros,
de los juegos, de los silencios de los otros;
quizá esos silencios
no estén llenos de furia,
ni de pasiones que nos escojan.

Cimillo de versos que corren
desde el interior para cazar corazones.

Hablar del amor,
que aunque parece tarea fácil,
sigue siendo tan complejo
que nadie se atreve
a decir la última palabra.

No existe el verso que caliente tus manos,
ni ese placebo que emane de ti
para curar todas mis dudas.

Me entrego a tus gustos,
a tus caprichos endemoniados,
a mi falta de apetito,
a este juego de ortografía para disléxicos,
al empapado encanto de tus ojos
que contienen la sabiduría
de ir destruyendo lo que de mí emana.

Ahora no soy otra cosa que dudas,
un sujeto borrado de sus historias,
fragmentos de una soledad
que se pierde en cada pliegue de otra piel,
de otro olor y de otro sabor que ya no es mudo.

Te llamo por tu nombre y caes abatida,
me comparas, me haces sentir innecesario,
sin embargo formamos una extraña mezcla
que nos permite coexistir en un punto
de este universo de ideas,
sin ser el Aleph que es todos los puntos,
sin ser más pretencioso
de lo que hasta ahora ya soy,
quizá para mañana sea otro día,
otra historia y ambos dejemos de caer.

Pero no tardes en buscarme,
porque al hacerlo te encuentras.

No dejes que al sol le llegue su ocaso, y
que la noche sea total y oscura,
porque sin importarme tu ceguera nocturna,
seguiré con mis pasos de versos
sin pasión o desventura,
después de todo el amor
es un gran motivo para escribir,
como también lo es su contrario;
pero porque no hablar de la locura.

De noche es aún más fácil perdernos.

He puesto todas las trampas
para cazar tu esencia,
para rondar tus silencios,
para arrancarte las ganas
de esa soledad antigua,
tan antigua como las horas
que te pasas destruyendo,
trampas que te inquietaran el temor.