ALGO MÀS QUE UN SUEÑO .

Acudì a nuestra cita de amor como todas las tardes, te busquè por esa casita de campo donde las paredes han sido testigo mudo de nuestro amor, pero no llegaste, me quedè esperàndote horas hasta que el sol se ocultò y perdì toda esperanza. Tenìamos casi un año de encuentros furtivos, de abrazos y caricias que daban calor a esas paredes tan frìas, de alientos tan càlidos como erupciòn de volcàn, de segundos, de minutos que se convertìan en horas repletas de infinito placer, todo lo vivido se me apareciò como fantasma burlòn y me consumìa el dolor de tu ausencia. Salì desesperada de la casita que antes me parecìa un hermoso castillo y que ahora se convertìa en el sepulcro de mis sueños. ¡¡ Ohh còmo duele el cambio tan dràstico de la felicidad al sufrimiento màs cruel !!, siempre pensè que en mì se encontraba aquella fuerza descomunal que no dejaba pasar los clavos de un dolor profundo, pero hoy me doy cuenta de lo fràgil que soy, de lo pusilànime. Me veo tan pequeña en un mundo gigante de tristeza, la soledad es como una espada que atraviesa mi corazòn y arranca de tajo parte de èl, mi cerebro que se supone que es la parte màs frìa que tengo, està consumido por los pensamientos de angustia y dolor. Quien ha sufrido una pena semejante a la mìa se darà cuenta que el alma sufre el doble de lo que el cuerpo fìsico, la ausencia del ser amado es un tormento, un constante suplicio... Salì de la casa de campo y corrì desesperada por un camino de espinas donde cada una se clavaba en mi cuerpo, era como si se vaciara toda mi sangre y no quedara màs que mi carne seca, seguì caminando y de pronto todo cambiò, lo que antes fueron espinas, se volvieron aromàticas flores de muchos colores, y el sendero por el que caminaba estaba hermosamente iluminado. Por todos los poros de mi piel escurrìa un fluìdo de concentrado placer... Apareciste y venìas como en càmara lenta a mis brazos, cuando estaba a punto de besar tus labios, despertè.